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El Paraíso de los Anhelos Perdidos

Deseos Inconclusos

Prometido

El Viernes por la noche encontré un lugar que huele igual que mi finca cuando era pequeño y me colaba en los graneros en Verano. Fue algo que ocurrió de casualidad. Pero tengo que volver.
Me lo he prometido.

Desear creer

Angel


Sueño con que adoraría creer de verdad en las hadas y en la magia. Y que con sólo con creer sería suficiente para verlas y marcharme con ellas.
Sueño con historias de fantasmas que me seguran que no debo de tener miedo. Aunque me aterra cruzarme con ellos.
Sueño con que un día tomaré el camino que corretea entre los árboles y no volveré más alk mundo de los vivos. O al menos no retornaré al mundo de los mortales.
Sueño con que las historias que escribo sea realidad en algún lugar recóndito del mundo. Fuera de mi imaginación.
Sueño con los dioses de antaño en un mundo de decadencia.
Sueño con días que pasan y pasan y no ocurre nada.

Porque sólo con desearlo no es suficiente.

Soñando Sueños de Futuro

Soñando Sueños de Futuro Hace algunas noches dejé que mi cabeza sobrevolase sueños de futuro antes de dormir. Imaginé una pequeña biblioteca, en mi casa, dentro de muchos años. Una sala no excesivamente grande donde guardar infinidad de Sueños y Cuentos de Hadas. Tendría estanterías de madera oscura, y los libros con cantos de todos los colores y con apariencia de estar ya muy usados. En los huecos sin libros pondría fotos de hace muchos años y las orlas de cursos pasados colgarían en las paredes, con todas las caras del pasado mirando a la sala.
Después seguí ensoñando ý abrí la puerta de la biblioteca. Y al hacerlo encontré a una niña dentro mirando el suelo. Había un libro con el lomo roto. Ella tenía miedo por haber entrado donde no debía y haber roto un libro. Era mi hija. La miré a los ojos y la sonreí. Me agaché cogí el libro y la dije que podía arreglarse. Cogí algo de pegamento y lo pegué, luego lo puse sobre una mesa con un mantel pardusco-rojizo y otro par de tomos encima para que hiciesen presión. El libro era "Cuentos Completos de Andersen: Tomo 1", el que estoy leyendo ahora. Me dijo que la portada blanca le llamó la atención, pero que al tratar cogerlo se cayó al suelo. Yo la dije que aquí guardaba los cuentos con finales tristes, que no la gustarían. Ella me dijo que quería escucharlos. Yo la conté que eran cuentos con finales amargos, donde los buenos no siempre ganan y si lo hacen pierden muchas cosas por el camino. Ella me dijo que quería oírlos.
La dije que mi favorito estaba en el tomo roto y que ahora no podía leérselo, así que cogí otro tomo de Andersen y comencé otro cuento, y dejé "La Reina de las Nieves" para otra ocasión. Después la leí muchos otros cuentos y libros: "La Princesa Prometida", "Las Mil y Una Noches"...

Siempre me acuerdo de que "La Reina de las Nieves" era el libro que más me gustaba cuando era niño y lo leía en Palencia en casa de mis abuelos, pero ya casi no recuerdo el cuento, tengo muchísimas ganas de llegar a él en mi lectura de Andersen.

Sábanas Blancas

A veces veo un atisbo del futuro, o de aquél futuro que deseo. No son más que escasas imágenes. Sin palabras, sin más que meros sonidos o sensaciones que las acompañan.
Una de esas imágenes es despertarme envuelto en sábanas blancas y con el olor de la playa penetrando en la habitación. El suave rompe de la olas suena escaso y cercano. Y al otro lado del ventanal está ella, observando el amanecer. Me levanto y lentamente la abrazo por detrás y ambos miramos las primeras luces del día junto con el suave e inacabable mecer de las olas.
Otras veces soy yo quien se levanta en la proundidad de la noche, tras haber dormido un par de horas y dejo que ella duerma serena tras haber hecho el amor. Y yo me dejo acariciar por la brisa de la noche y espero otro amanecer cubierto por la fragancia del mar.

Un Largo Viaje

11defebrerode2004.jpgOtra de las cosas que me gustaría hacer sería uno de esos viajes que hacen a veces en las películas. Me gustaría coger un coche destartalado y sencillamente viajar. Hacer kilómetros y kilómetros y pasear por las carreteras y los arenosos caminos por los que viajase. Incluso viajar sin un rumbo fijo o un destino. Con unas cuantas cosas en el maletero y en busca de algo de aventura.
Aunque supongo que aquí en Europa sería un poco más difícil por la barrera de los diferentes idiomas. Pero aún así me gustaría coger ese coche destartalado y conducir lejos, hasta cualquier lugar que alguien señalase en el mapa. Y tal vez enamorarme o dejar pasar los días en una ciudad perdida de Ingalaterra o bañarme en un río helado del Norte de Francia. Y luego volver y tan sólo recordar aquellos meses que pasé tras el volante.