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El Paraíso de los Anhelos Perdidos

La Princesa dejó de Sentir

Princesa-1.jpgDesde que era pequeño uno de los cuentos que siempre me llamó más la atención fue siempre el de la Princesa que no podía sentir.
No recuerdo quien era el autor del cuento original (de hecho es muy posible que nunca lo haya sabido). Pero sí sé que como en la mayoría de los cuentos siempre ha habido muchas, muchísimas versiones.
Cada una empezaba y terminaba en un punto diferente. Algunas se centraban en cuando la princesa no era capaz de sentir y terminaban cuando descubría su gran desgracia. Otras en cambio empezaban casi en ese punto y contaban su larga búsqueda.
Princesa-2.jpgMi memoria recuerda la historia completa de una forma más o menos tal que la princesa nacía incapaz de reir, de sentir y de llorar. Y según pasaban los años algunos buscaban remedio a su mal. Y su padre sufría por ella incapaz de desprenderla la más lánguida sonrisa.
Creo recordar que en un principio ella se sentía (si tal cosa era posible) dichosa ante su gran falta. Era perfecta, incapaz de sufrir, tan fría y sublime. Perecta ante el mundo imperecto y su plebe errónea y sentimental.
Algo finalmente ocurrió que la hizo darse cuenta de su grave error. La imperfecta, la inacabada era ella. Tal vez sintiese miedo o congoja por no sentir nada al morir su padre. O sencillamente con el largo paso de los años sin sentir se despertó algo en ella.
Muchos escribieron una larga busqueda de algún tratamiento o ingrediente secreto que la curaría de su gravísimo mal. Pero todos (o al menos así lo recuerdo yo) estaban de acuerdo en que ue ella la que encontró la cura. Incluso algunos cuentos relataban su triste muerte.

Princesa-3.jpgMe gustaría muchísimo reescribir alguna versión del cuento. Y así poder comprender que motivó a la princesa a encontrar la cura. Se me hacía (ya no puedo decir lo mismo) impensable imaginar a alguien sin ningún sentimiento. Siempre creí que en la princesa nació la curiosidad y al sentirla quiso saber que era aquello de sentir. Otras veces pensé que sintió el miedo ante su propia frialdad e incluso que deseó desear.

Ahora sencillamente no comprendo a la princesa y tal vez siempre sintiese, pero nunca lo supo.

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