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El Paraíso de los Anhelos Perdidos

Noches Frías

El Viento azotaba su cara. Adoraba aquella sensación de frío recorriendo su cara pálida, revolviendo sus cabellos negros. Sus ojos azules escrutaban el cielo claro, sin Luna, y plagado de estrellas. Siempre había amado todo aquello. Siempre había sabido como hacer que los hombres perdieran su vista en aquel tapiz inmenso. Ella estaba de pie, con no más que una camisa varias tallas más grande y sintiendo la hierba mojada bajo sus pies.
- ¿En qué piensas? - Su voz era dulce y profunda. La miraba tumbado desde el suelo.
- En lo hermosa que es esta noche. ¿Y tú?
- En lo hermosa que eres tú. Pareces una estrella fugaz caída del cielo. Pareces un deseo cumplido sólo para mí.
Ella sonrió amargamente.
- La gente ya no cree en todas esas cosas.
- Yo lo hago.
- ¿Y qué pedirías a una estrella hoy? - Alargó su mano y una estrella resbaló de allí donde indicaba su dedo.
- Estar juntos por siempre. ¡Mira! - Indicó la estela de la estrella fugaz.
- Ojalá fuera posible - Susurró melancólica ella, sin apartar la vista del nuevo hueco oscuro del cielo.

3 comentarios

Daanroo -

Cambia el tiempo... el espacio de cada pensamiento, y tal vez los sueños de cada uno de nosotros...

Pero lo que no cambiará, es la sensación de sentirnos tan vacíos, cuando no nos sentimos en el lugar correcto..

Bendita Dios... ojalá encuentre su tranquilidad...
para bien de su compañero...

Héctor -

Asoma la amargura en ella, igual que el resto de personajes de esta serie de relatos, con el nuevo que he colgado hace un rato ya he llegado casi a la mitad de esta primera serie de los otros dioses. Seguro que si adivináis quién es cada uno (ahora mismo es muy fácil) comprendéis mejor porqué esa amargura. O esas otras sensaciones.

Ardi -

Ya no se dicen frases de cortejo así:
--Yo pienso en qué bellas son las estrellas.
--Pues yo pienso en lo bella que eres tú.
Si no cae rendida...
Aunque veo que en tu historia no cae del todo. Asoma la amargura...