Blogia
El Paraíso de los Anhelos Perdidos

Hasta la Verja

Muchas veces los pensamientos nublan mi mente queriendo decir tantas cosas y no puedo contarlas todas, a veces ni si quiera tengo la oportunidad de correr y coger un lápiz y apuntarlas. Es entonces cuando mi cabeza se nubla y se marchan.
No comprendo porqué tantas veces deseo cosas tan antagónicas. El otro día, la otra noche, volví a a ver ese mundo que aborrezco. Vi todo aquello que me horroriza de lo que rodea la vida que me ha tocado vivir. Esa sensación de extrañeza de desear estar tan lejos de todo asquello y a la vez querer ser parte de todo me hace sentir tan fuera de sitio siempre.
Supongo que muchos de vosotros comprenderéis esto. Normalmente el expresarse, el propio Arte, suele ser un influjo por el que se escapan nuestras penas y nuestros dolores. Pero hasta ahí ya nos comen el terreno y las cosas ya son siempre planchas de producción en cadena. Me horroriza pensar que tal vez un día yo sea eso. Y lo temo porque a veces mi musa se escapa y no vuelve por meses, y no tengo más que el vano valor de asomarme a la ventana y esperarla. Algún día se marchará por siempre y me dejaré marchitar pudriéndome eternamente.

Los últimos meses me costó muchísismo escribir más que unos pocos versos. Y sentarme ante un papel era como mirar un mar inmenso y no poder expresar nada, pues no era capaz ni de verlo, ni de oírlo. No podía sentir todo aquello que tenía en frente cuando estaba ante la hoja en blanco.
Hace poco he comenzado a aprender a ver las cosas de otyra manera. He descubierto lo que puedo disfrutar cuando estoy durante horas desnudo bajo la con dolor de cabeza. Y no hace mucho reí como un niño, como hacía siglos que no reía. He tenido una paloma aleteando a mi lado y he corrido entre el agua de los aspersores intentando no mojarme. Supongo que cualquiera que me viera pensaría que estoy loco. Yo pienso que he comenzado a andar, que por fin he abierto esa puerta que me mantenía encerrado y he caminado hasta la verja del jardín. Tal vez por fin consiga reunir el valor suficiente para abrirla y continuar andando.

Si algún día logro reencontrarme por fin con mi Musa y me convierte finalmente en su eterno amante os lo diré. Y entonces mis versos y mis palabras ya no será un influjo de penas.

1 comentario

Jose -

Te aseguro que con el tiempo aprenderás a abrir la verja,aunque más bien se abrirá ella sola.Ya te digo, dale tiempo al tiempo,mientras no desesperes siempre tendrás a tu lado a los que te aprecian.Un saludo.