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El Paraíso de los Anhelos Perdidos

Noches de Invierno

El tiempo había decidido detenerse. Todo caminaba ahora mucho más despacio. Era incapaz de creer que todo aquello hubiese pasado en realidad. Era esa clase de situaciones en las que se sumía tanto en los abismos de su propia mente que era incapaz de diferenciar la realidad de la fantasía.
Su mirada se perdía en la neblina que formaba la intensa lluvia al otro lado del cristal de la cafetería. En ese mundo de tonos azulados en una noche cualquiera de un mes de invierno.
Mirar a allí fuera la provocaba una melancólica y agobiante sensación de soledad que se agarraba a su corazón y lo presionaba hasta ahogarla.
Y así los sgundos se convitieron primero en minutos y luego en horas. Hasta que al final el más ínfimo instante se distorsionó hasta convertirse en una eternidad efímera e insondable. Era en aquella clase de momento cuando la gente se dejaba ir y moría. Pero ella sencillamente lo dejó pasar. Y los segundos pasaron de nuevo a ser horas y luego minutos. Y al fin el tiempo retomó su curso.
Salío de allí tras pagar la cuenta y se difuminó bajo la lluvia en aquella noche de Invierno.

1 comentario

Marta -

Creo que es el día, y su tiempo abominablemente caluroso que hay por esta ciudad, que me han entrado ganas de que llegue ya el invierno, y que el tiempo se detenga, en el frío, entre la niebla...

mmm, que ganas.

Besitos