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El Paraíso de los Anhelos Perdidos

Amanecer

Amanecer


El Sol despuntaba entre las siluetas negras de los árboles. Se dibujaba como un resplandor tenue y fugaz entre las nieblas del horizonte. Iris adoraba ese tipo de cosas. Las había echado de menos durante todos estos siglos.
Iris adoraba viajar y visitar a las gentes de todo el mundo. Ése había sido su trabajo en los lejanos viejos tiempos. Aún recordaba lo que se sentía al cabalgar los frágiles rayos y las minúsculas partículas de un pequeño arcoiris. Pero la gente ya no recordaba ese tipo de cosas. Incluso lugares que habían sido el auténtico paraíso había caído en el Olvido.
Ese pensamiento le provocó un escalofrío. Ella había estado allí todo este tiempo, envuelta en la inexistencia. Leves retazos de desconocimiento y falta de autoconsciencia aún vagaban por su mente. Pero no quería pensar en todo aquello. Habían requerido su labor y ella estaba allí para ello. Volvía a ser la mensajera y eso era lo fundamental.
Continuó caminando decidida por el bosque. Aún no era capaz de creer que estuviera de vuelta en casa.

1 comentario

Marta -

Buenas tardes Héctor!

Has comenzado muy bien el mes de septiembre con este post. Es una sensación estupenda la que te invade al volver a casa, aún en las historias.
Emoción intensa al leer tus palabras.

Besos