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El Paraíso de los Anhelos Perdidos

Hasta la Glorieta de Bilbao y Vuelta

Ultimamente he cogido la costumbre de darme un paseo sobre las siete o siete y media. Voy hasta la Glorieta de Bilbao y vuelvo.
Me resulta curioso cruzarme con toda esa gente con prisa, caras serias y despeinados por el viento. Y mi cabeza mientras está dedicada a pensamientos y ensoñaciones. Y habrá alguien más dedicado a sus propios pensamientos e ilusiones. Y el uno al otro no nos pareceremos más que otra persona con prisa.
A veces me gustaría poder hacer algo especial y expontáneo, para que el resto de personas sumidas en sus propios sueños pudieran darse cuenta; pero que nadie más pudiera verlo. Que fuera nuestro pequeño secreto.

3 comentarios

niña triste -

sé a lo que te refieres, tambien yo lo he hecho...como me gusta observar rostros y expresiones ausentes a mi mirada...

Hamlet -

Hay un banco (de sentarse) en un rincón de la plaza, da a una calle pequeñita, me resulta muy agradable ese banco, a veces llamo por teléfono desde ahí, siempre ocurren cosas buenas cuando lo hago.

Marta -

Si no temes que te llamen "bicho raro", párate en mitad de un cruce de peatones, y quédate mirando a la gente pasar.
Unos se te quedarán mirando raro, otros sonreirán, otros hablaran entre sí, y otros pocos, pero los menos, te ignoraran.
En unos y en otros, no pasaras indiferente, y habrás encontrado el hueco entre lo real y lo ficticio, entre tus ensoñaciones y las del resto, entre sus prisas y tu tranquilidad.
Eso sí, en cuanto se ponga en rojo, date prisa en cruzar ;)